domingo, 25 de abril de 2010

“El periódico es una tienda en la que se venden al público las palabras del mismo color que las quiere" (Honoré de Balzac, escritor francés)


Las bases de esta profesión parecen estar claras: hay que informar de forma objetiva y contrastar fuentes antes de publicar cualquier información. Sin embargo, son muchos los que no se mantienen fieles a estas máximas. ¿Podemos hablar de información objetiva en un mundo en el que los medios de comunicación son empresas? Claro que no, es imposible ser del todo objetivo cuando el fin último es la obtención de beneficios. Y más aún cuando todos conocemos la ideología de cada uno de los grandes medios de comunicación de nuestro país. La gente escoge las noticias que mejor encajan con su forma de pensar, no leen un periódico que no les de la razón ni que les ofrezca otra visión que la que ya tienen.

El contraste de fuentes no es más que otro mito en el mundo de la información. Cada día parece estar más claro que cualquiera puede jugar a ser periodista, ya ni siquiera es necesario tener el título para ejercer como tal. Hoy vale como información lo que oí ayer en la peluquería o entre mis vecinas. Exijamos un poco de seriedad a los que se encargan de hacernos llegar los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor.

Cualquiera puede alardear de tener principios, pero la realidad es bien distinta. Es muy difícil trabajar de lo que uno desea o para quien uno quiere. Cuando un medio de comunicación nos ofrezca trabajo, lo más seguro es que aceptemos y tratemos de obviar la línea ideológica del mismo. Leeremos su libro de estilo y trabajaremos según sus pautas. Aunque todos presuman de escribir lo que quieren, muy pocos pueden hacerlo. Escribiremos lo que nos pida el propietario del periódico o lo que nuestros lectores quieran leer. Nos movemos en un mundo que tiene al dinero como protagonista y en el que a veces resulta difícil creer que no todo el mundo tiene un precio.

Pero no nos dejemos arrastrar por la negatividad. Existen grandes profesionales en el mundo de la información que día a día tratan de hacernos llegar noticias de la forma más objetiva posible. Si bien la objetividad plena no existe, hay que tratar de buscarla. Debemos exigir, como ciudadanos, y exigirnos también como futuros periodistas, la transparencia en las informaciones, sin malas intenciones ni subjetividad impuesta por los que mandan. No nos convirtamos en simples consumidores pasivos. Contrastemos informaciones, sigamos distintos medios de diferentes cortes ideológicos, hagamos uso de todos los medios que tenemos a nuestro alcance hoy en día. Así podremos llegar a decir que estamos bien informados.

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